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¿Cuál es la conexión entre la resistencia a la insulina y el hígado graso?

Revisado Por Jabeen Begum, MD and Elmer Huerta, MD, MPH en octubre 03 del 2025
10 minutos de lectura

Es sencillo: la conexión entre la resistencia a la insulina y el hígado graso está en tu hígado. El hígado es un órgano y una glándula con cientos de funciones dentro de tu cuerpo. Y si eres hispano o latino, entender cómo la insulina se relaciona con el hígado graso es importante.

En EE. UU., alrededor de 41 de cada 100 hispanos tienen enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés). Es una enfermedad del hígado en la que el cuerpo no puede usar ni almacenar la energía de manera normal, y también es conocida como una “disfunción metabólica”.

La MASLD causa acumulación de grasa en el hígado, pero no por el consumo de alcohol. Antes se llamaba enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés), pero los médicos ahora la llaman MASLD.

Se trata de equilibrio

El hígado ayuda a mantener equilibrada la energía almacenada en el cuerpo para usarla más tarde. Guarda grasas y azúcar en la sangre (glucosa) en forma de glucógeno para equilibrar tu metabolismo, es decir, la manera en que tu cuerpo obtiene energía. La pérdida de ese equilibrio puede causar resistencia a la insulina e hígado graso.

Normalmente, la grasa se mantiene en equilibrio gracias a la insulina. Esta hormona controla el azúcar en la sangre y está estrechamente relacionada con la MASLD. Si tu cuerpo produce demasiada insulina, puedes desarrollar resistencia a la insulina, lo que puede inflamar el hígado y causar MASLD.

De hecho, las personas con prediabetes tienen 2.5 veces más probabilidades de tener MASLD.

Cuando hay demasiada grasa en el cuerpo, el exceso se almacena en el hígado y puede causar hígado graso (MASLD), lo que también puede provocar resistencia a la insulina. Es un círculo vicioso en el que el hígado pierde su equilibrio.

De hecho, el hígado graso a menudo causa resistencia a la insulina, explica el Dr. Eric Thompson, gastroenterólogo y hepatólogo de Charlotte Digestive Health Associates en Carolina del Norte.

Infórmate sobre la conexión entre la resistencia a la insulina y el hígado graso, cómo los niveles altos de insulina se relacionan con otras enfermedades y por qué los hispanos tienen un mayor riesgo de MASLD en EE. UU.

Puedes tener resistencia a la insulina durante años sin tener síntomas. Esto sucede porque los niveles altos de azúcar y grasa pueden desequilibrar tu metabolismo lentamente. Con el tiempo, tener demasiada insulina en la sangre hace que tu cuerpo no responda de manera normal a la hormona.

Tu cuerpo no puede transportar ni almacenar el azúcar de manera normal

Cuando hay resistencia a la insulina, las células no pueden transportar el azúcar de la sangre a los músculos o al hígado para obtener energía de manera normal. En lugar de eso, el exceso de azúcar permanece en la sangre. Y este exceso hace que el páncreas produzca aún más insulina para tratar de reducir los niveles de azúcar.

Como las células no pueden transportar la glucosa de manera normal, los niveles de insulina siguen aumentando. Con el tiempo, puedes desarrollar resistencia a la insulina.

“La resistencia a la insulina significa simplemente que tu cuerpo necesita un nivel más alto de insulina para lograr el mismo efecto”, explica el Dr. Thompson. “En otras palabras, tu cuerpo exige más insulina solo para mantener el azúcar en la sangre bajo control”.

Problemas metabólicos relacionados con la resistencia a la insulina

La resistencia a la insulina está relacionada con varios problemas metabólicos, ya que el cuerpo no puede usar la energía de manera normal. Por eso, también está estrechamente relacionada con:

  • Aumento de peso
  • Acumulación de grasa en el hígado
  • Obesidad
  • Prediabetes
  • Diabetes tipo 2
  • Enfermedades del corazón

Tener demasiada grasa visceral (alrededor de los órganos) puede provocar resistencia a la insulina e hígado graso. Es un ciclo metabólico en el que el cuerpo convierte la glucosa en grasa.

  • El ciclo puede comenzar cuando el hígado tiene demasiado glucógeno, que es la forma en que la glucosa se almacena en el hígado.
  • Después de una comida rica en azúcar, el exceso de glucosa se convierte en grasa porque el hígado ya está lleno de glucógeno (glucosa almacenada).
  • Esa glucosa extra se almacena dentro del hígado como grasa.
  • Con el tiempo, se acumula demasiada grasa en el hígado y esto puede causar una enfermedad hepática (del hígado).
  • El exceso de grasa provoca inflamación, hinchazón y otros problemas que empeoran la resistencia a la insulina.

Esto ocurre porque no toda la grasa en el cuerpo es igual. Existen dos tipos principales de grasa corporal:

  • La grasa subcutánea se encuentra justo debajo de la piel y es la parte suave que puedes sentir al tocarte el abdomen.
  • La grasa visceral se almacena dentro del cuerpo y rodea los órganos, como el hígado. Es metabólicamente activa (contribuye a diversas características del síndrome metabólico).
  • La grasa visceral bloquea las señales de la insulina.

El exceso de grasa visceral alrededor de los órganos puede causar inflamación y ser dañino porque las células de grasa producen:

  • Hormonas que bloquean la insulina.
  • Moléculas inflamatorias que afectan tu salud.

“La grasa [visceral] produce hormonas que interfieren con la señal de la insulina”, explica el Dr. Thompson. Estas sustancias químicas inflamatorias dificultan que la insulina haga su trabajo, lo que empeora la resistencia a la insulina.

Las sustancias químicas inflamatorias creadas por la grasa visceral pueden hacer que las células se vuelvan más resistentes a las señales de la insulina. A medida que este tipo de grasa se acumula en el hígado, la resistencia a la insulina aumenta.

El páncreas debe esforzarse más

Para compensar la resistencia a la insulina de las células del hígado y los músculos, el páncreas produce más insulina. Este exceso de insulina (hiperinsulinemia) puede mantener el azúcar en la sangre estable por un tiempo corto. Pero también le indica al hígado que almacene la energía (azúcares) como grasa.

El hígado convierte el azúcar en grasa

Los niveles altos de insulina le indican al hígado que almacene el exceso de glucosa como energía, y eso a menudo significa convertirla en grasa. Aunque no comas mucha grasa, los niveles elevados de insulina y la grasa en el hígado pueden comenzar a causar inflamación.

La grasa se acumula en el hígado

Una mayor cantidad de células grasas en el hígado puede producir moléculas inflamatorias y hormonas que dificultan el trabajo de la insulina. Con el tiempo, este exceso de grasa en el hígado puede causar MASLD.

Las personas hispanas y latinas en EE. UU. tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedad del hígado graso debido a factores genéticos, alimentarios y socioeconómicos. Los expertos todavía están investigando la causa exacta, pero el mayor riesgo de MASLD parece deberse a una combinación de genética, alimentación y entorno.

Genes relacionados con la MASLD

Como los genes y el estilo de vida suelen compartirse dentro de una familia, es común que varios familiares tengan resistencia a la insulina, lo que puede causar MASLD.

Los cambios en dos genes que controlan la grasa en el hígado son más comunes en personas hispanas y latinas:

  • El gen PNPLA3 puede aumentar la grasa en el hígado.
  • El gen GCKR también incrementa la grasa que almacena el hígado.

Estos genes pueden facilitar que la grasa visceral se acumule alrededor del hígado, sin importar el peso de una persona.

Algunos estudios también sugieren que los hispanos tienden a almacenar más grasa alrededor de los órganos abdominales. Esto aumenta tu riesgo de resistencia a la insulina, incluso si tu índice de masa corporal (BMI, por sus siglas en inglés) es bajo.

“Muchas cosas pueden causar resistencia a la insulina, pero una causa muy común es la acumulación de grasa en el cuerpo”, explica el Dr. Thompson. “Cuando la grasa se deposita donde no debería, como en el hígado y otros tejidos, afecta la capacidad del cuerpo para responder correctamente a la insulina”.

Factores relacionados con la alimentación

En EE. UU., los alimentos procesados, la comida rápida y los alimentos congelados se promocionan mucho entre las comunidades hispanas y latinas. Tal vez parezcan opciones prácticas, pero estos alimentos suelen tener altos niveles de grasa saturada y azúcar.

Aunque la dieta no siempre es la única causa del aumento de peso, una alimentación rica en azúcares y grasas saturadas puede provocar resistencia a la insulina e hígado graso.

Esto se debe a que el exceso de grasa y azúcar puede causar que:

  • Tu nivel de azúcar en la sangre aumente rápidamente, lo que eleva la insulina.
  • El hígado almacene cada vez más grasa, que se forma al consumir demasiados alimentos y bebidas procesados y azucarados.
  • La grasa visceral aumente, ya que los alimentos con muchas calorías y con pocos nutrientes te hacen comer de más y subir de peso.

La buena noticia es que hacer pequeños cambios en tu estilo de vida pueden marcar una gran diferencia. Comer frutas, verduras, granos integrales y grasas saludables para el corazón es un excelente comienzo para alcanzar tu peso ideal.

Factores socioeconómicos

Conseguir alimentos saludables y a bajo costo no siempre es fácil. Es posible que tengas poco tiempo y energía para cocinar para tu familia. Y el acceso limitado a la atención médica puede impedirte tratar los problemas de salud a tiempo.

Todo esto hace que sea más difícil reducir tu riesgo de resistencia a la insulina y de hígado graso.

Pero estas son algunas cosas sencillas que puedes hacer:

  • Mantente activo. Con solo una caminata de 10 minutos junto a tu familia puedes mantenerte en movimiento.
  • Incluye ejercicios de resistencia. Usa bandas elásticas para fortalecer los músculos y acelerar tu metabolismo.
  • Come porciones más pequeñas. Reducir calorías es una buena manera de bajar de peso y disminuir la grasa del hígado.
  • Reduce el azúcar. Come fruta, toma agua natural o con gas en lugar de refrescos o reemplaza el postre por puré de manzana sin azúcar.

 

Si te han diagnosticado MASLD o resistencia a la insulina, el siguiente paso es evitar que tu enfermedad empeore. Puedes tomar medidas para proteger tu salud a largo plazo y también proteger a tu familia.

Y como muchos problemas metabólicos están relacionados, tratar uno puede mejorar los otros.

Eso significa que los tratamientos para la resistencia a la insulina también benefician:

  • El hígado graso
  • La obesidad
  • La diabetes
  • Todo el cuerpo

Problemas de salud relacionados

El hígado graso suele ocurrir junto con otros problemas de salud, como:

  • La resistencia a la insulina
  • La diabetes
  • La obesidad
  • Las enfermedades del corazón

Pídele a tu médico que te haga pruebas para detectar si tienes estos problemas de salud. Tu médico también puede pedir que te hagan pruebas para detectar trastornos metabólicos al mismo tiempo.

Habla sobre la salud de tu familia

Si eres hispano o latino y hay antecedentes de enfermedades metabólicas en tu familia, coméntalo con tu médico. Puedes anotar lo que quieres decir antes de la cita para que no se te olvide.

Menciónale a tu médico:

  • Qué familiares tienen resistencia a la insulina o diabetes.
  • Si algún familiar tiene obesidad o una enfermedad cardíaca.
  • Qué familiares tienen hígado graso y de qué tipo (MASLD o MASH).
  • Las edades en que fueron diagnosticados.
  • Otras enfermedades relacionadas que tengan, como obesidad, problemas cardíacos o cánceres.

Pide consejos prácticos

Para no recibir solo una recomendación general como “baja de peso”, pídele a tu médico que te ayude a crear un plan detallado.

Pide un plan de tratamiento para:

  • Perder peso, si tienes sobrepeso u obesidad.
  • Tratar la resistencia a la insulina, los niveles altos de azúcar en la sangre o la diabetes.
  • Controlar la MASLD, con cambios en el estilo de vida o medicamentos.

También puedes pedir que te envíen a un dietista, un educador en diabetes u otro especialista.

Pregunta qué tipo de ejercicio es seguro para ti

Incluso el ejercicio de intensidad moderada, como caminar, puede mejorar la sensibilidad a la insulina. Si no sabes por dónde empezar, pregunta qué ejercicios son seguros para ti y con qué frecuencia debes hacerlos.

“Bajar de peso ayuda al cuerpo a responder mejor a la insulina, lo que disminuye la carga sobre el páncreas y el hígado”, dice el Dr. Thompson. “Cuando mejoras tu alimentación y pierdes peso como resultado, el primer lugar donde se nota es en el hígado”.

Habla con tu médico sobre los próximos pasos

A veces, cambiar tu alimentación y hacer ejercicio no es suficiente. Existen medicamentos para tratar la diabetes, la obesidad y algunos tipos de hígado graso.

“Los cambios en el estilo de vida son el primer paso del tratamiento”, dice el Dr. Thompson. “Pero para quienes no logran avanzar, los medicamentos contra la obesidad pueden funcionar y cada vez se usan más”.

Trata varias enfermedades al mismo tiempo

La buena noticia es que muchos tratamientos y medicamentos que funcionan para la obesidad y la diabetes también benefician el hígado graso. “La cirugía bariátrica también es una opción y ofrece grandes beneficios para quienes la necesitan”, añade el Dr. Thompson.

Usar un solo medicamento para tratar varios problemas metabólicos puede reducir costos y limitar la cantidad de medicinas que tomas. Habla con tu médico sobre la mejor opción para tu salud.