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El colesterol alto y la hipertensión

Revisado Por James Beckerman, MD, FACC and Elmer Huerta, MD, MPH en septiembre 09 del 2025
5 minutos de lectura

El colesterol alto y la presión arterial alta (hipertensión) tienen una relación complicada. Aproximadamente el 40 % de los adultos en EE.UU. tienen colesterol alto, es decir, un nivel total de colesterol superior a 200 miligramos por decilitro (mg/dL). Casi el 48 % tienen presión arterial alta.

Más del 60 % de las personas con hipertensión también tienen colesterol alto. Ambos trastornos son peligrosos para la salud cardíaca (del corazón) porque son factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero puedes controlar todos estos niveles con muchas de las mismas medidas.

El vínculo entre la presión arterial alta y el colesterol alto va en ambos sentidos. Cuando el cuerpo no es capaz de eliminar el colesterol de la sangre, el exceso se deposita en las paredes de las arterias. Cuando las arterias se vuelven rígidas y se estrechan a causa del colesterol acumulado, el corazón debe trabajar más para bombear la sangre a través de ellas. No obstante, el colesterol alto no se considera un factor principal de la hipertensión, pero puede contribuir al problema cuando se combina con otros factores de riesgo.

Con el tiempo, la presión arterial alta también daña las arterias, causando desgarros en las paredes donde se deposita el colesterol.

Los investigadores están intentando descubrir exactamente cómo interactúan la hipertensión y el colesterol alto. Podría estar relacionado con una función corporal llamada sistema renina-angiotensina (SRA). Este es un conjunto complejo de reacciones, incluidas proteínas, enzimas y hormonas que regulan la presión arterial. El colesterol alto puede impedir que el SRA funcione como debería.

El colesterol alto y la hipertensión también son los dos principales factores de riesgos de enfermedades cardíacas y derrame cerebral debido al daño que causan a la larga. Si tienes ambos trastornos, tu riesgo es aún mayor.

El colesterol alto y la hipertensión también están entre una serie de condiciones que en conjunto se denominan síndrome metabólico. El síndrome metabólico aumenta tu riesgo de diabetes así como de enfermedades cardíacas y derrame cerebral.

Los cambios en el estilo de vida suelen ser el primer paso para mejorar ambas condiciones.

Lleva una dieta saludable. Elige muchas frutas, verduras, granos integrales, aves, pescado y otras proteínas magras, frutos secos, semillas y aceites vegetales. Algunas buenas opciones son la dieta DASH, diseñada para reducir la presión arterial, y la dieta mediterránea.

Limita las grasas saturadas a menos del 6 % de tus calorías diarias. El colesterol en la sangre refleja más la cantidad de grasas saturadas que consumes que el colesterol presente en los alimentos, pero estas dietas también limitan naturalmente el colesterol que consumes.

Los principales alimentos que debes evitar, o al menos limitar, son las carnes rojas, las carnes procesadas y otros alimentos con alto contenido de sal, así como los alimentos y las bebidas azucaradas. La mejor opción suele ser una dieta vegetal.

Haz más actividad física. Si haces ejercicio cardiovascular moderado durante 150 minutos cada semana, puedes reducir tanto el colesterol como la presión arterial. Y no tiene por qué ser correr en una caminadora: juega frisbi con tus hijos (o perros) en el jardín o camina a paso rápido en un parque cercano.

Pierde el exceso de peso. La obesidad está vinculada con la hipertensión, el colesterol alto y más. Puede aumentar el LDL (colesterol "malo") y reducir el HDL (colesterol "bueno"). También eleva la presión arterial. Perder solo entre un 5 y un 10 % de tu exceso de peso ayudará a mejorar tus niveles de colesterol y presión arterial.

No fumes y limita el consumo de alcohol. Fumar y vapear reduce el colesterol bueno. Si ya tienes el LDL alto, fumar empeora los efectos dañinos de la hipertensión. También aumenta tu riesgo de enfermedades cardíacas. Beber demasiado alcohol puede aumentar la presión arterial y los triglicéridos, otro tipo de grasa en la sangre. Los triglicéridos altos contribuyen a la acumulación de colesterol en las arterias.

Toma medicamentos si es necesario. Si los cambios en el estilo de vida no son suficientes, tomar medicamentos específicos para cada enfermedad pueden marcar la diferencia. Probablemente necesites estatinas para reducir el colesterol y bloqueadores del SRA para controlar la presión arterial. Cuando se toman juntos, ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y derrames cerebrales. Dependiendo de tu nivel de presión arterial, tal vez necesites dos tipos de fármacos para bajarla.

Para obtener el mayor beneficio de estos fármacos, sigue el plan recomendado por tu médico. Se estima que solo la mitad de las personas que toman medicamentos recetados para reducir la presión arterial y el colesterol logran mejorar sus niveles, pero esto se debe principalmente a que no cumplen con el tratamiento. Tomar muchas pastillas puede ser un problema, por lo que los científicos están buscando una sola píldora que haga ambas cosas.

No hay señales de advertencia tempranas para la hipertensión ni para el colesterol alto. Ambas causan daño de manera sigilosa. La única manera de conocer tus niveles es con una medición indolora de la presión arterial y un análisis de sangre sencillo.

Dado que estas condiciones aparecen a edades más tempranas que antes, la American Heart Association recomienda que todas las personas de 20 años o más se hagan pruebas y trabajen con su médico para controlar los números altos.

¿Necesitas otra razón? Tener colesterol alto y presión arterial alta en la juventud puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca más adelante, incluso si después se logran controlar.

Las investigaciones muestran que un LDL alto en la adultez temprana está vinculado con un aumento del 64 % en el riesgo de enfermedad cardíaca más adelante, en comparación con un nivel saludable. La presión sistólica y diastólica altas están relacionadas con un incremento del 37 % y del 21 %, respectivamente, en el riesgo de insuficiencia cardíaca.

Las pruebas de detección no solo salvan vidas, también ayudan a evitar los costos y la carga emocional del tratamiento de condiciones avanzadas.

Este contenido se publicó originalmente en inglés y se tradujo con el uso de varias herramientas editoriales, incluidas la inteligencia artificial, como parte del proceso. Un equipo de editores de salud de WebMD y de profesionales médicos revisó el contenido antes de su publicación.